Los riesgos del exceso de calor: El estrés térmico
En una gran cantidad de entornos laborales los profesionales se ven obligados a trabajar bajo las altas temperaturas existentes en determinadas ubicaciones al aire libre durante los meses más calurosos del año o bien en instalaciones e industrias en las que se encuentran muy cerca de fuentes de calor elevado, como es el caso de las fundiciones de metales.
Estos profesionales pueden llegar a sufrir estrés térmico, siendo necesario que cuenten con el vestuario laboral adecuado y que sigan una serie de consejos para evitar que el problema se agrave.
El denominado estrés térmico se produce cuando los profesionales soportan altas temperaturas, lo hacen durante un tiempo prolongado, hasta el punto de llegar a acumular ese calor en su propio cuerpo.
Este problema no se trata de una enfermedad derivada de su profesión, sino una causa de los diferentes efectos patológicos que llegan a originarse en aquellos casos en los que se llega a acumular demasiado calor en el cuerpo.
Estos profesionales que trabajan en este tipo de ambientes pueden llegar a sufrir problemas como la sudoración y la vasodilatación periférica, una pérdida excesiva del calor a través de los líquidos, lo que exige que en todo momento se encuentren con la suficiente hidratación.
Una vez se superan los 38 grados en la temperatura corporal pueden llegar a originarse problemas de salud, por lo que hacer que el cuerpo se encuentre a esa temperatura durante mucho tiempo puede llegar a originar graves problemas de salud.
Para tratar de reducir el estrés térmico es fundamental la prevención, por lo que en algunas zonas de España, principalmente en el sur del país, algunos trabajos se desarrollan durante el verano a horas diferentes de las que lo hacen en invierno, evitando así que los trabajadores hagan sus labores sometidos a temperaturas que pueden superar los 40 grados, unas condiciones muy complicadas para trabajar sin ventilación.
En cuanto a las medidas de prevención propiamente dichas se recomienda beber agua y bebidas isotónicas, evitando comidas grasas y de difícil digestión y duchándose o refrescándose al finalizar el trabajo.
Por supuesto es fundamental hacer uso de la ropa de trabajo adecuada, que esté fabricada en tejidos frescos y colores claros.
También debe protegerse la cabeza del sol utilizando gorros, sombreros, etcétera, evitando así que el sol pueda dar directamente sobre la misma, con los problemas que ello puede llegar a causar en la salud del trabajador.